Decidimos ir mano a mano los más habituales (hemos pasado de 13 el jueves a 2 el sábado) a una de nuestras sidrería favoritas para cerrar la temporada 2017 y el XX aniversario de IV Sagardo Bira.
Asistentes: Edu y Nesss
De comer, unas sorprendentes y riquísimas antxoas de Santoña para empezar, tortilla de bakalao jugosa para dos (pero no por ello escasa) y con cebolla bien pochada, bakalao mitad y mitad (cebolla y pimiento, tomate y pimiento) rico en sus dos variedades, y 1+1 txuletones con el suficiente tiempo entre ambos y el segundo de un tamaño elegido en crudo personalmente por Edu en las cocinas; de postre 2 tipos de queso muy bueno, nueces demasiado vascas, membrillo cortado en tiras oblícuas, y tejas y cigarros de Tolosa. Total, 75,80€ (unos 38€/cabeza) en una factura que costó llegar, estaba bien detallada pero nos olvidamos de inmortalizar. Nos cobraron dos menús y aparte el segundo txuletón que seguramente fue lo que encareció más la factura, por encima de la media pero que pagamos a gusto pues el ambiente y lo bien que lo pasamos no tenía precio.
Incontables txotxes en el pasillo de las 11 kupelas de bonitos nombres, cada una con el nombre de un tipo de manzana, aunque en realidad cada una posee sidra resultado de una combinación distinta de distintas variedades de manzanas; de hecho el jefe asegura a Edu que nunca ni nadie ha hecho sidra "bebible" usando sólo una variedad. Por cierto, muy castas estos de Larre-Gain: cierran el primer domingo de mayo, caiga como caiga, y caiga como caiga Semana Santa, ellos a lo suyo. Edu insiste una y otra vez en fotografiar la araña que merendaba colgada de los tubos rezumantes al final del pasillo de las kupelas.
Gente muy maja en general, muy buen ambiente a pesar de tanto joven mas sentado que de pie cumpliendo, tanto la familia con la que compartimos mesa, que resultaron ser del mismo barrio que Nesss, como la pareja catalana de los Diables de Terrassa (el corte pelo vasco de ella hacía que le hablaran en euskera), la cuadrilla de un chico y tres chicas de Legazpi y una de Zaragoza, El grupeto de la que se vistió más para una discoteca que para una sidrería, y la familia de vasco-valencianos con la niña que parecía nacida para llenar vasos al txooootx,... Edu le da su vaso multiples veces, incluido el último trago antes de marchar, y ella diligentemente los llenaba con un estilo perfecto, buenisimo... Al estar junto a la puerta de acceso a las kupelas, todo el mundo nos va avisando de cuando nos van trayendo los platos. Funciona el truco de no acabar los platos de golpe para que nos de tiempo a beber algo antes de que saquen el siguiente plato. Hay vaciles a cuenta del bakalao mitad con mayonesa y la otra mitad con ketchup. Edu tiene un rifirrafe sobre futbol (más por joder que por afición) con el vecino de Nesss, pero la sangre no llega al río. Hay quien incluso duda de si estamos comiendo, porque siempre nos ve junto a las kupelas. Y si que comíamos... aunque también es verdad que sobre todo bebíamos. A Nesss se le acumula todo el alcohol tomado desde el miércoles y durante las txuletas ya va flojeando con la comida pero aguanta con la bebida. Al final casi se nos hizo corto eso de coger el bus de vuelta a las 18:00. Al subir al bus nos damos cuenta de que no habíamos pagado ni la ida, y al acercarnos a la cocina de la sidrería a cumplir, Nesss asusta al chofer al que se le caen todos los tickets. Justo antes de subir al bus, Edu se escapa para tirar las fotos finales hacia Donosti (con el cielo ya más despejado), y luego bajamos a tumba abierta hasta que nos deja el bus en Zinko-enea.